martes, 23 de abril de 2019

Estrella estrellada

La vi dormir y supe que era ella. Ella prefería ser querida y yo solo sabía querer. Como una fotografía, me guardé la imagen en el recuerdo porque, no sé si es mi manera de ser o simplemente el hecho de respetar los momentos, aunque yo supiera que seríamos, esperé a que ella lo supiera también. Y pasó.
El tiempo pasó. Y para mí, esa foto seguía nítida en mi cabeza como si hubiesen pasado a penas unos segundos desde que me fui de su lado pero, ¿ella supo alguna vez que tenían que saberla querer? Creo que no. Y lo intentó. Intentó amar, se forzó a querer. Y le hicieron daño, y ella misma se machacó. Y estoy seguro de ello, de que no llegó a la conclusión. De que no todos sabemos hacerlo, querer, saber hacer el amor. Que ella era como las estrellas, que solo si las miras se vuelven bellas. Pero, perdida en la noche, en el cielo, intentando brillar para nadie, bailando con las demás, jugando con fuego, al final se quemó.

Y es que, hasta el Sol, tan grande y tan solo, sigue brillando porque lo miramos nosotros. Pero mi pequeña, mi estrella estrellada, como una fugaz pasaste por mi vida sin darte cuenta de que, te tenías que quedar en ésta. Ésta era la tuya, y también era la mía.